La primera clase del día y tenía que ser educación física. Con días así, ¿quién quiere ir de nuevo a las clases? Y lo peor no fue eso, sino que además, la clase consistía en dar vueltas alrededor del internado. Y no es que éste tuviera un diámetro demasiado pequeño...
Iba por la vuelta 17 y estaba con la lengua fuera de agotamiento. No es que amara correr, es que si la directora no nos veía moviendo músculos, nos castigaría. Y yo sé bastante acerca de sus castigos.
Pero lo que más me molestaba era que mientras corría, Adam estaba merodeando a mi alrededor, levitando, como si no hubiera pasado nada.
Yo intentaba ignorarlo, pero era imposible.
- ¿Podrías dejar de rondar a mi alrededor? Me pones nerviosa.- comenté, después de estarle aguantando 20 minutos. Él me miró durante un rato, y, después, se dignó a contestar.
- Puedo hacer lo que quiera. Estamos en un país libre.- bufé. Este chico debe tener cambios de personalidad permanentemente.
- ¿Qué tal tus heridas?- pregunté, como quien no quiere la cosa. Me reprendí mentalmente por ello. Las heridas condujeron al beso, el beso a que Adam se marchara de repente, y eso a que hoy estuviera de un humor de perros. Abrió los ojos un poco más de lo normal, pero contestó.
- Bien. Se están curando muy rápido.- contestó, algo sonrojado. Eso me dejó fuera de lugar.
- Me alegro.- miré al frente y seguí corriendo con el ritmo habitual. Pero Adam no me dejó, puesto que se colocó a unos centímetros delante de mí, impidiéndome continuar.
- Oye... Respecto a lo que pasó ayer... Emm... - se llevó la mano al pelo, nervioso.
- Tranquilo. Todo olvidado.- contesté. Era obvio que él quería olvidar todo lo que pasó entre nosotros, y yo no iba a ser la chica que iba a estar llorando por sus huesos y diciendo: “¡No! Yo te amo. No me dejes.”
- ¿De verdad?- inquirió con el ceño fruncido. Sabía en qué estaba pensando: ¿No serás de estas tías posesivas que se te pegan tan solo con besarlas?
- Sí.. - mentí, indiferente.- Es decir... Tampoco fue para tanto. Ni que no hubiera besado nunca a un chico. No eres el primero ni serás el último.
- Oh... Vale.- contestó, no muy convencido, mirándome algo apenado. ¿Pero qué demonios pasaba con él? Primero me pregunta esa estupidez, y ahora se dedica a esbozar una sonrisa triste. ¡A veces me gustaría poder saber lo que pensaba!
- Bueno... – seguí hablando, intentando cambiar de tema.- ¿Has encontrado algún demonio para cazar?- su rostro se tornó sorprendido.- Lo digo porque como estamos cerca de las Navidades... por si me podrías dejar un par de días libres.
- Tranquila. De momento no hay ningún rastro.
Y así pasé todo el día hasta que, por fin, acabaron las clases.
- ¿Quién es?- pregunté a Adrian, cuando, observando su habitación, vi una foto de una chica.
Adrian, desde que le di un puñetazo en las costillas, se está comportando como un buen amigo. Así que, ¿qué hay de malo en pasar tiempo con él? Sabía que era un demonio, pero eso no quita que sea una persona interesante y adorable cuando se lo propone. Y, por lo tanto, estoy pasando tiempo con él.
Cogí la foto, observándola al detalle: una mujer de pelo castaño oscuro, con tirabuzones y una sonrisa hermosa. Sus ojos del color de la miel tenían un cierto brillo triste, pero no por eso dejaba de ser hermosa. A pesar que los colores ya estaban algo desgastados, pero se distinguía el retrato.
Adrian miró hacia mi dirección, y sonrió con tristeza.
- Era Cassidy... Mi amada Cassidy.- suspiró.
Observé a Cassidy. Era una mujer perfecta en todos los sentidos: tanto en la postura que tenía en el retrato, como en la vestimenta, la cual era típica del siglo XVIII, y en su pelo y maquillaje. Cualquiera habría dicho que era una modelo, o incluso una diosa griega.
- Era... Era preciosa... - murmuré fascinada.
- Lo sé. Juliet... - miré a Adrian, que tenía una expresión de sufrimiento.- No hay día que no me arrepienta de lo que la hice. Cuando... terminé con su vida, el mundo se cayó a mis pies, y todo lo que amaba de él, dejó de existir. Era una efímera existencia entre tanta gente... Por eso me hice demonio. No quería permitir que los sentimientos de desolación y tristeza me invadieran, e hicieran de mi vida un infierno. Pero me arrepentí de las decisiones que tomé, porque gracias a eso, Adam pudo acabar conmigo, aunque fuera por unos cuantos siglos.
Me acerqué a él, dejando la foto donde la había encontrado.
- ¿Por qué me cuentas todo eso? ¿Adónde quieres llegar?- pregunté.
- Cada persona tiene alma, y en ella está elegir cuando muere con qué bando quiere ir: si con el de los ángeles o con el de los demonios. Cuando Cassidy murió, ella quiso venganza contra nosotros.
- ¿Con Adam y contigo?- asintió quedamente.
- El caso es... bueno... ella eligió convertirse en demonio. Y cuando lo hizo, Adam la atrapó con el collar.- se calló y me miró esperanzado, esperando que entendiera lo que me intentaba decir. – Solo quiero que la des una segunda oportunidad.
Entonces lo comprendí todo. Si Cassidy se había convertido en un demonio, y Adam la había atrapado con el collar, eso significaba que cuando yo liberé a todos los demonios, ella fue a parar a algún lugar del mundo, ahora. Y eso significaba que yo tendría que devolverla de nuevo al collar, o incluso matarla. Estaba metida en un buen lío...
Conseguí terminarlo, tal y como dije!! Bueno... espero que este capítulo sea algo menos light que el anterior. Tengo una sorpresa preparada, algo que cuando leáis os dejará con la boca abierta. Pero tendréis que esperar unos cuantos capitulos (no se cuantos xD) hasta que se desvele.
Espero que os haya gustado el cap! Muchisimas gracias por los comentarios del cap anterior (6 tambien. Estoy en racha ^^) Y también mil gracias a Grace por los premios (aunque creo que ya lo e mencionado en la entrada anterior)
Comentad qué os ha parecido, y no os olvidéis de votar: Team Adrian o Team Adam?? Me gustaría saberlo.
XoXo
Savannah♥