viernes, 22 de octubre de 2010

Capitulo 25

Argh... Como me dolía la cabeza. Debería haber hecho caso a Adam... No merecía la pena... ¡Maldita sea! ¿Es que ahora hasta tiene que estar presente en mis pensamientos? Cuanto desearía olvidarme de él por unos instantes, dormir en mi cama, calentita y...

Un momento... ¿Dónde estaba?

Abrí los ojos de golpe, y la oscuridad me invadió. Estaba apoyada en una pared con grietas, esposada de pies y manos, y lo único que me permitía distinguir dónde me encontraba era una rendija situada a unos cuantos metros del suelo. ¿Qué había pasado con el bar? ¿Y con la copa de mi mano? ¿Y con Adrian?

- ¿Te has despertado ya, princesa?- preguntó una voz adolorida. Entrecerré los ojos para poder ver mejor en la oscuridad.

Y funcionó. Adrian estaba a unos cuantos pasos delante de mí, con la cabeza apoyada en la pared, y lo que parecía sangre en la boca. Su cara de sufrimiento me decía que no estábamos aquí para divertirnos.

- ¿Dónde estamos?- interrogué yo, sintiendo un dolor agudo en la cabeza. Él se encogió de hombros, y gateó hasta donde yo me encontraba.

- No lo sé. Lo último que recuerdo fue que alguien me golpeaba y sedaba...

Entonces mi dolor de cabeza no se debía al alcohol. Bueno... tal vez.

Esta situación la vi ya en una película de ciencia-ficción. Y, si soy sincera, el final no es que fuera muy feliz. Los malos mataron a los buenos, y después todo se terminó. Un final genial e increíblemente feliz...

No supe por qué, pero pensar en eso hizo que una lágrima saliera de mis ojos... Lágrima que intenté quitarme lo antes posible.

¡Argh! Maldito Adam... ¿Por qué siempre tenía que llevar razón? ¿Por qué no le hice caso?

- Adrian... - le llamé, cuando un pensamiento me vino a la cabeza.- ¿Tú me... besaste?- él  me miró.

- Esto... creo que sí.

- ¿¡Crees!?- repetí, enfadada. Le habría dado un tortazo de no ser porque estaba atada de pies y manos.- Pero ¿tú eres tonto?

- ¡No lo sé!- exclamó él.- Estaba borracho, estabas borracha, y no pensé en mis acciones. Además... ¡tú me devolviste el beso!

- ¡No sabía lo que hacía!- exclamé. Unos aplausos interrumpieron lo que estaba a punto de decir.

- ¡Que conmovedor!- comentó una voz procedente de la oscuridad.- Pero no gritéis tanto: me entra dolor de cabeza.

- ¿Y tú quién demonios eres?- interrogué yo, entrecerrando los ojos. Él rió.

- Mira, en lo de demonio has acertado.- dio un par de pasos hacia mí, y entonces pude verle la cara.

Era un chico de unos 19 años, con el pelo rubio y ojos negros como el carbón. Tenía una sonrisa lasciva y arrogante, que dejaba ver unos grandes colmillos. Su pelo estaba alborotado y algo largo, dándole un aspecto más aterrador.

- Veo que ya has despertado, princesita.- dijo, con un tono de reproche.

- ¿Quién eres?- pregunté, intentando distraerle para ver si podía escapar. Él desconocido sonrió.

- Eso no te va a funcionar, preciosa. Hay otros dos demonios más ahí fuera deseosos de sangre.- contestó, dándome un pequeño golpe con el dedo en la nariz.- Me llamo Dylan.

Me callé. Decidí no hablar más, y ponerme a pensar un plan que consiguiera sacarnos con vida de allí.

Estaba tan sumida en ese pensamiento, que pegué un bote cuando sentí la mano del demonio en mi mejilla. Y después la aparté con sequedad.

- ¡Vaya! Si nuestra humana tiene genio y todo.- comentó entre risas. Este tío me ponía de los nervios...- Me pregunto... si estás tan buena por dentro como por fuera.

Le escupí. No lo pude evitar. Este tío era un asqueroso repugnante. Dylan se llevó la mano hacia donde le escupí, y puso una cara llena de ira. Pero no me hizo nada. Simplemente se acercó a mi oído y me dijo:

- Ten mucho cuidado con lo que haces, cariño. Es posible que acabes muerta antes de lo previsto. Y me encantaría ser yo quien lo hiciera...

Caminó hacia la puerta y, tras abrirla, comentó en voz alta:

- Que alguien venga a cuidar a esta gata, porque acaba de sacar las garras...

Y, tras desaparecer, no vino nadie más. De momento.

- ¿Pretendes que te maten?- inquirió Adrian, hablando por primera vez.

- ¿Es que quieres que te metan miedo estos estúpidos?- pregunté yo, sorprendida.- Si ahora les dejamos hacer lo que quieran, no tendremos ninguna oportunidad de escapar.

Él negó con la cabeza, con gesto de derrota.

- No lo entiendes, ¿verdad?- negué.- Estos demonios fueron unos de los que estaban en el collar.- explicó.- Lo más probable es que quieran venganza del tipo que los encerró.

- O sea... Adam.- completé. Adrian asintió con pesadez.

- Si te enfrentas a ellos, corres el riesgo de que te maten en menos de tres segundos. Son muy fuertes. De los primeros que Adam encerró. Y te aconsejo que no escapes.- advirtió Adrian.

- ¿Por qué?- pregunté.

- Porque la única opción que tienes de salir viva de esto... – no terminó la frase, pero yo la completé por él.

- Es que maten a Adam. Solo nos quieren como rehenes.





Siento no haber publicado antes... Pero he estado enferma T.T Ahora que tengo un rato he decidido publicar el siguiente capitulo. Espero, sinceramente, que os guste.

Ya se acerca el final... Quedan pocos capitulos para acabar... Por lo menos, la primera temporada. Y una pregunta: ¿¿Os gustaría que hubiera una segunda temporada?? Decídmelo. 

Y, como ya se va acercando el final, comentad, porfa. ¡¡Os lo agradecería muchisimoo!! De verdad =)

Con respecto a la historia que haré, como la mayoría ha votado, será de ángeles y demonios. Estoy pensando de momento (me queda muy poco). Pondré la sipnosis en cuanto la tenga. ^^

PD: Me tengo que poner al día con todos vuestros blogs. Siento no haber podido comentar... Pero no he tocado el ordenador en una semana más o menos.

XoXo

Savannah

viernes, 15 de octubre de 2010

Capitulo 24

Ella dormía tan apaciblemente que me daba pena despertarla... Además, estaba tan guapa... En fin... ¿Ahora qué la decía yo cuándo despertase?

Demasiado tarde. Comenzó a moverse ligeramente, y, más tarde, a ir de un lado a otro de la cama con el ceño fruncido y la boca entreabierta. Una pesadilla, seguro. De repente, abrió los ojos como platos, y se incorporó rápidamente, como si no supiera dónde estaba.

- ¡Juliet, Juliet!- la llamaba yo, o, mejor dicho, gritaba. Ella me miró, respirando entrecortadamente.- ¿Estás bien? ¿Qué has soñado?- parpadeó varias veces, sorprendida, pero contestó más tarde.

- Una... pesadilla. Eran unas esposas en las manos de alguien, llenas de sangre... Estaba todo oscuro, no se veía nada... Y después alguien grita.- me miró, ya más tranquila.- Una simple pesadilla de adolescente.- abrió la boca, la cerró, y, de nuevo, la volvió a abrir.- ¿Qué haces aquí?

Carraspeé. Que mala pata...

- Esto... Te encontré desmayada en la habitación, y me quedé contigo hasta que te despertaste.

- Entonces no me diste el beso... - murmuró para ella, aunque conseguí oírla.- Fue un sueño...

- ¿Cómo?- pregunté, haciendo como que no había oído nada. Ella se puso colorada, tomó aire, y prosiguió.

- ¿Tú... ehh... por casualidad no me besaste antes de que me desmayara?- mi mandíbula se desencajó. Y pensaba que no se atrevería a preguntarme... Bufé.

- ¡Por supuesto que no! ¿Estás tan enamorada de mí que hasta sueñas que te beso?- inquirí, con mi típica actitud. Ella me fulminó con la mirada, se levantó de la cama, y salió del cuarto. - ¿Dónde vas?- la pregunté, esperando que mi comentario no la hubiera molestado, aunque sabía que había sido así.

- A por un trago. ¿No puedo, o qué?- gruñó ella, caminando hacia el pequeño “pub”, si es que a una pequeña cafetería donde vendían alcohol y cafés se le podía llamar así.

- ¡Por supuesto que no! ¡Eres menor de edad!- exclamé con indignación.

- ¿Qué eres, mi padre? ¡Puedo hacer lo que quiera! Además, dentro de poco tiempo cumpliré los 18!- respondió con perspicacia. Murmuré una maldición en voz baja.

- ¿Quieres emborracharte estando en un internado?

- No. Solo quiero algo. Nada más. No pasará nada. Ya puedes irte, no necesito tu ayuda.- y siguió caminando, dejándome a atrás.

Si Juliet se creía que me iba a quedar de brazos cruzados, que no iba a ir a espiarla, ni a hacer nada, estaba muy equivocada.

Desaparecí por arte de magia, y aparecí en una esquina del mini-pub que había en el internado. Y lo que vi me dejó helado. Juliet estaba conversando con Adrian. Genial...

- Y, básicamente, por eso estoy aquí.- finalizó ella, tras relatar todo lo ocurrido. Él la miró divertido.

- ¿No crees que eres un poco joven para tomar esto?- adivinó Adrian, tendiéndole un vaso que contenía un líquido amarillento y bastante ancho. Por favor... Me llegaba el olor de alcohol hasta mí... 

Ella se encogió de hombros, y cogió el vaso.

- Puede. O puede que no. Lo único que quiero es olvidarme de mis problemas durante unas horas...

- Igual que yo, entonces.- coincidió con una mirada apenada Adrian.

- ¿Cassidy?- él asintió.- No me digas... La has visto.- él volvió a asentir.- Entonces, amigo, tenemos problemas. ¡¡Camarero!!- gritó al hombre que había a unos metros de ella. Él la miró sorprendido.- ¡Pon una de estas para mi amigo!- le señaló la copa que tenía en la mano. El camarero, con el ceño fruncido, le sirvió a Adrian una copa del mismo tamaño y color que el de Juliet.

- No lo sé. Creía que me quería... Pero al parecer no es así.- bebió un trago, al igual que ella.- Dijo que desde que conoció a Adam, me olvidó por completo. Y que no me volvería a ver más, ya que se fugaría con él tarde o temprano.

“Ja, ja. Solo si quiero fugarme yo con ella, listo.” Me reí en mi interior. Y nunca, ni en un millón de años, iría con Cassidy de nuevo.

- Lo siento. – dijo Juliet, poniendo una mano en el hombro de Adrian.

Siguieron conversando, y bebiendo, hasta que estuvieron tan borrachos que ni sabían dónde estaban. Sus conversaciones no tenían sentido.

- Y... voilà. La perfecta fiesta de cumpleaños.- finalizó Adrian, después de haber contado alguna que otra trastada de cuando era joven. Juliet no pudo aguantar la risa y comenzó a carcajearse.

- ¿Y tus padres no te dijeron nada?- preguntó con una sonrisa traviesa.

- ¡Para nada! No se enteraron de lo que hice hasta una semana después, cuando los padres de la chica se lo contaron.- ella siguió riendo. ¡Qué risa más bonita...!

Sacudí la cabeza unas cuantas veces, intentando quitarme esos pensamientos. Por favor... a Juliet no le gustaba yo...

Cuando volví a prestarlos atención estaban todavía más juntos que antes. Les separarían un par de centímetros.

- Fue un buen plan, si lo piensas. Conseguí un beso de la chica en mi cumpleaños.

- ¿Siempre consigues lo que quieres?- preguntó ella, mientras Adrian se acercaba todavía más.

“¡Oh, oh!” me advirtió mente. “Están demasiado cerca.”

- Sí.- contestó en un susurró, y acortó la poca distancia que había entre ellos, juntando sus labios con los de Juliet.

¡¡Maldito cabrón!! ¡La besó! Lo que menos me esperaba que hiciera, y va y lo hace. Y no cuando Juliet está sobria... No. Escogió el peor momento.

Pero ella le devolvió el beso, y colocó sus manos en el pelo de él, para profundizarlo.

Estaba lleno de ira. Toda mi sangre estaba caliente, y, apuesto a que también estaba rojo de celos.

Porque no podía ir así como así y detenerlos; no si no quería que Juliet me echara una bronca de cuidado.

Porque era él quien la estaba besando.

Porque no era yo el que la estaba besando a ella.




Al fin!!!! Ya tengo el capitulo 24!!! No veáis las ganas que tenía de publicar ya. Pero entre los exámenes, los deberes y actividades extra-escolares, no he tenido NADA de tiempo... T.T 

Je, je. Solo he de decir una cosa: las "fans" de Adam que no se enfaden conmigo. Lo siento mucho, realmente lo siento, pero es que el pobre Adrian me daba mucha penita. Pero incluso los tres tendrán un final feliz... O no. xD

Os agradecería mucho si me ayudáis a elegir el tema de la siguiente historia que fuera a hacer (Aunque primero intentare terminar esta) Votad la que más os guste, y si tenéis alguna otra sugerencia que no haya puesto, dejarme un comentario. La respuesta que más tenga, es de la que será la siguiente historia.

Comentad, xfa. Me gustaría saber qué os ha parecido este cap.

PD: Canción de la semana: Impossible- Shontelle

XoXo

Savannah

lunes, 11 de octubre de 2010

Capitulo 23

Adam POV's




Al separarme de Juliet, ella me miró sorprendida, pero no dijo nada.

- Lo siento.- murmuré en una voz tan queda que casi ni lo oyó, y, después, la dormí y la llevé a su cama.

No podía permitirme enamorarme de una humana, no otra vez. Ella estaría expuesta a un peligro bastante grande, y podría acabar como Cassidy, convirtiéndose en un demonio por venganza. Y ese era un problema del que no me gustaría ocuparme.

Y hablando del demonio; un olor muy familiar apareció en la habitación: rosas y frambuesa. Era un aroma inconfundible. Cassidy.

- ¿Qué quieres, Cas?- gruñí, dejando con el mayor cuidado posible a Juliet. Se veía como un ángel, mas joven incluso. Al darme la vuelta descubrí a una Cassidy muy distinta a la habitual: su pelo se había rizado más, y sus ojos tenían un negro inconfundible.

- ¿Es que no puedo hablar contigo un rato, Adam? Como en los viejos tiempos.- contestó con una sonrisa torcida.

- No tenemos nada de lo que hablar.- repliqué, enfadado. Ella se acercó a mí y me tocó la cara con la mano.

- Has cambiado tanto.- comentó, con ternura.- Siempre pensé que serías mi lucero, la persona que velaría por mí cada noche, alguien a quien contar mis secretos cuando no tuviera a ninguna amiga... – su voz se enfrió, y clavó sus uñas en mi mejilla, aunque sin llegar a hacerme daño.- Aunque veo que has encontrado a una suplente muy rápido.

- Y yo siempre pensé que eras dulce y tierna, pero al parecer ambos nos equivocamos.- contesté con voz neutral. Ella me miró, sonrió, y, en menos de un parpadeo, ya estaba al lado de Juliet, que dormía profundamente.

- Juliet... ¿no?- asentí, confundido.- Muy guapa... Pero no inmortal. Es débil, y puede morir en menos de un segundo.- rozó con sus uñas su mejilla, de la cual salió una mota de sangre.- ¿Ves? Eso es la debilidad, Adam. No deberías estar con una persona que te puede causar tanto sufrimiento. Deberías... matarla tú.

Había cambiado demasiado. Ya no era la Cassidy de la que me había enamorado. Era un monstruo.

- A lo mejor así es como aprende a apartarse de mi camino, si tú la haces daño.- continuó ella hablando, mientras miraba a Juliet con malicia.- Quizá entonces aprendería la lección: Nunca se puede confiar en ti.

- Eso es mentira.- contradije. Ella rió, pero sin ganas.

- ¡Eso es todo verdad! No confías en ella, pero Juliet sí confía en ti. Extraño... – meditó, colocando su dedo índice bajo su barbilla.- Pero estoy segura que cuando te conozca mejor, aprenderá y no confiará en ti. Eres el ángel de la muerte, te expulsaron del cielo por traición, al fin y al cabo.- se encogió de hombros, triunfante.

No respondí. Era cierto. Traicioné y clavé un puñal por la espalda a un montón de gente. Gente que me quería.

- Primero Adrian, luego yo... ¿Quieres que Juliet se sume a la interminable lista?- inquirió ella, mirándome a los ojos.

- ¿Qué es lo que quieres?- murmuré entre dientes, tragándome mi enfado.

- ¿Acaso no lo he dicho? Quiero que huyas conmigo, que olvides la vida que llevas ahora, y que te olvides del pasado. Te ame, y te sigo amando.- la desesperación era palpable en su voz.

Al ver que no me creía nada, se apartó de Juliet y vino a mí. Y pronunció, con su perfecto acento francés, las palabras que siempre le oí decirme:

- Je t’adore. ¿No te basta?- antes de siquiera poder contestar, me besó con fervor y exasperación.

- Basta, Cassidy.- respondí, cuando la pude apartar de mis labios.- ¿No lo entiendes? ¡Ya no te quiero!- grité, sacando al exterior la furia que me estaba aguantando.

Ella hizo un mohín, frustrada, pero, al ver que estaba mirando a Juliet, sonrió. Conocía esa sonrisa. Se le había venido algo a la cabeza.

- No se lo has dicho... ¿verdad?- aparté la vista de una Juliet cálida y tranquila, para fijarla en una Cassidy malévola e indiferente.- Adam... sé todos tus secretos. Aunque no hubiera estado presente en todos estos años, sí lo he estado en el collar.

- ¿Qué quieres decir?

- ¿Sabes? Si quieres que Juliet no termine como lo hice yo, deberías empezar a ser sincero con ella... Comenzar contándole lo que pasó el día en que su hermano Lewis murió.- agaché la mirada.

Sabía que tenía razón. Pero no podía contárselo. Se enfadaría demasiado conmigo por lo que hice.

- ¿Por qué la salvaste? ¿Qué tenía ella de especial?- preguntó ella, frunciendo el ceño.

No contesté. No sabía la respuesta... Pero lo que sentí cuando la vi, aterrorizada en el coche... Me hizo querer salvarla.

- Mataste al demonio que se interpuso en su camino, ¿no es cierto?- asentí.- Pero no pudiste salvar a su hermano. Tan solo a ella... ¡¡Y sigo sin entender por qué!!- estalló Cassidy. - ¡¡¿Por qué, a esta humana estúpida e insignificante, que no duraría ni un asalto en tu vida?!!

- ¡¡¡No lo sé!!!- chillé yo en respuesta.- Verla así me... apenó. Ver su muerte... Estaba tan harto de presenciar la muerte de cada persona... de cada niño, que no podía ver morir a otra persona más. No porque un demonio se interpusiera en su camino.- contesté con sinceridad.

- ¿Y entonces pensaste que lo mejor sería jugar a los médicos salvando una vida y poniendo una pluma negra en otra?- inquirió ella, con el ceño fruncido.- ¿Condenándola? ¿Haciéndola ver cómo su hermano murió, mientras ella sufría en el hospital, recuperándose de sus heridas?- no respondí. Ella se acercó a mí y me agarró la cara con ambas manos, obligándome a mirar a Juliet.- Pues déjame decirte una cosa: La has cagado. Ella no quería vivir en un mundo sin él. Te lo dice una experta en ese tema.

Y desapareció. ¡¡Maldita Cassidy!! Ahora tendría que pensar en cómo y cuándo decírselo a Juliet...




Al fin conseguí publicar el capitulo 23!!! Bueno, aquí se revelan bastantes cosas, aunque aún quedan otras cuantas. Creo que es más largo que los otros (mi opinión y la de Word xD) 

Espero que os haya gustado. Pensé que sería bueno que Cassidy y Adam mantuvieran una conversación antes de que ella pasara a la acción xD

No os olvidéis comentar qué os ha parecido. (Muchas gracias a todas las personas que comentaron en el anterior capitulo)

Intentaré publicar el siguiente lo antes posible!!

XoXo

Savannah

viernes, 8 de octubre de 2010

Capitulo 22

 - ¿Que Cassidy te dijo qué?- exclamó Adam, incrédulo. Sus ojos parecían que se salían de sus órbitas.- ¿Hablaste... hablaste con ella?

- Sí. En efecto. ¿Y cuándo pensabas decirme que eras un ángel caído?- demandé indignada. Él bajo su mirada.

- Esto... Nunca. Simplemente pensé que todo acabaría cuando encontráramos a los demonios que nos quedaban por cazar.

- ¡Ah, muy bonito! Tú sabes todo sobre mi vida, pero sin embargo yo tengo que seguir creyendo el prototipo de chico irresistible y duro que eres, ¿no? Muy considerado por tu parte.- comenté con sarcasmo, poniendo los ojos en blanco.

- Oye, mira, no es mi culpa que... – comenzó, pero alzó las cejas y sonrió con malicia.- ¿Te parezco irresistible?- bufé.

- No tengo por qué contestarte a esa pregunta.- farfullé, intentando evadir el tema. Pero él se vio reacio.

- ¿En serio, Juliet? ¿De verdad lo crees?- indagó él, con una voz aduladora que me puso los pelos de punta.

- ¿Por qué no me lo contaste?- respondí a su pregunta con otra, dejando su guardia bastante baja. Bajó su mirada y se encontró con mis ojos entrecerrados. Los suyos brillaban de una extraña manera... Parecían luceros, o estrellas. Me acerqué un par de centímetros sin poder evitarlo.- Eres el ángel de la muerte, ¿cierto?

- Por mala suerte, sí.- contestó cabizbajo.

- ¿Por mala suerte?- repetí yo, animándole a continuar. Él suspiró con cansancio.

- Juliet, no tienes ni idea de lo que es estar llevándote las almas de cada persona que muere en este mundo. Me castigaron, sí, pero no sabes de qué manera.

Eso me pilló totalmente por sorpresa, al igual que la cara de sufrimiento de él. Nunca había pensado imaginármelo así, y menos con esa cara. Tan atormentado.

- Entonces... ¿no puedes  renunciar?- Adam negó con la cabeza, apenado.

Le di la espalda, sin saber por qué.  Me quedé sin palabras, no sabía qué contestar a eso...

Respiré profundamente, intentando ordenar todos mis pensamientos. Y, entonces, me vino una cosa a la cabeza.

- Cassidy dijo que la dejaste en el altar plantada... ¿por qué?- aún seguía dada la vuelta, evitando mirarle. Tenía la mirada perdida, pero escuché perfectamente lo que dijo.

- Cuando conocí a Cassidy, ella era una persona dulce y amable. Me enamoré de ella. Pero más tarde, cuando la fui conociendo más detenidamente, comencé a ver sus defectos. Era muy caprichosa, y siempre tenían que hacer las cosas como ella quería. Adrian no vio eso, porque aún sigue enamorado de ella, pero yo sí. E intenté separarme cuanto antes de ella. Pero ella pareció no aceptarlo. Ni Adrian tampoco.

- Espera, espera... – me di la vuelta y le miré a los ojos.- ¿Conocías a Adrian?- él sonrió burlón.

- Era uno de mis mejores amigos.- comentó con pesadez.- Antes, al menos. Hasta que se enteró que me iba a casar con Cassidy. Y eso hizo que todos, los tres, termináramos mal.

- ¿Qué pasó?- me animé a preguntar en voz queda. Él apartó la vista.

- No quiero hablar de eso.- suspiré, hastiada.- Mira, Juliet, cuando te dije que tenía muchos secretos en mi pasado de los que me gustaría olvidarme, no te mentía. Al contrario, lo decía totalmente en serio.- no me di la vuelta, por lo que él, desesperado, me cogió por los brazos y me hizo mirarle a la cara.

- No tienes porqué darme ninguna explicación. No las necesito.- murmuré enfadada.

- Pero quiero dártelas.- replicó él con un brillo astuto en sus ojos azules.- No creo que te resistas, debido a que soy irresistible.- bromeó, pero yo me giré de nuevo, no sin antes darle un puñetazo en sus costillas, provocando un gemido de dolor. - ¡Eso ha dolido!- protestó él.

- Eso te pasa por ser tan sumamente gracioso en momentos como este.- contesté con sarcasmo. Al no oír ningún contra-argumento, pensé que ya se había ido, y sonreí por ello.

Pero no. No se había ido. Simplemente se había colocado en un lugar más cerca de mí. Cerca de mis labios. Cerca de mi rostro. Tanto, que me sorprendí y lancé una pequeña exclamación al verle.

- ¿Se puede saber por qué siempre haces eso?- demandé, enfurecida.- ¿Sabes los sustos que me das cada vez que...

Pero no me dejó terminar la frase, porque junto sus labios a los míos con suma desesperación.

“¿Por qué?” me pregunté. “¿Por qué de repente, y cuando menos me lo espero, me da un beso que me deja sin defensas? ¿Y por qué luego no quiere mencionar el tema? ¿Por qué quiere olvidarlo como si nunca hubiera pasado? ¿Por qué quiero olvidarlo yo?”

Mientras nuestros labios se movían al compás, mientras Adam, tras el beso, me miró a los ojos, caí en la cuenta de por qué no quería que nada de esto pasara entre nosotros.

No quería porque sabía que, muy en el fondo de mi corazón, estaba loca por Adam.




Aquí os dejo el capitulo 22!!! (O.O 22 capitulos ia... xD) En fin... no sé qué decir. He tenido algo de tiempo y me he puesto a ello, y como ahora aquí tendremos un puente de 4 dias!!!! (Yupiiii xD), supongo que escribiré un par de capitulos. 

Solo os pido un favor: votad en la encuesta que he puesto al principio. Me gustaría saber quién queréis que narre el siguiente capitulo. Es crucial! Es para saberlo, y comenzar cuanto antes. 

Respecto a la nueva historia que comenté, aún no tengo mucho. Solo sé que irá de vampiros (uooo), pero no de los buenos xD. Aún estoy pensando en las características físicas de los personajes, y solo tengo una idea muy por encima de lo que va a ser la historia. De todas formas, a medida que vaya teniendo más noticias, ya os enterareis. Y... ya sé el nombre que le voy a poner!!! Pero os lo diré más adelante.

Muchas gracias por todo. No os olvidéis de comentar.

XoXo

Savannah

martes, 5 de octubre de 2010

Capitulo 21

Lentamente, mis ojos comenzaron a abrirse, pero cuando me di cuenta de lo que había pasado, me levanté bruscamente de donde quiera que estuviera tumbada. Me toqué el estómago, donde tenía el vestido una gran mancha de sangre, pero no me dolió. Estaba como siempre: perfecto. Ni un síntoma de rasguño ni moretón.

Caminé por la habitación en busca de Adam para agradecérselo, pero no le encontré. 

- ¿Sabes? Eres una humana bastante interesante.- comentó una voz cantarina, proveniente de la ventana. No me hizo falta darme la vuelta para saber de quién se trataba. Cassidy.

Dio un par de pasos hacia mí, mostrando una sonrisa maliciosa. Se había cambiado de ropa. El vestido ajustado había desaparecido por completo, dejando en su lugar uno violeta oscuro, mucho más corto. Su pelo, antes recogido, caía por sus hombros haciendo pequeñas ondas.

- No te asustes, Juliet.- dijo, tras ver mi postura defensiva.- No te haré daño, de momento.- añadió con indiferencia.- Solo venía a charlar contigo.

- ¿Qué es lo que quieres?- pregunté, dando un par de pasos hacia atrás.

- Tranquila.- calmó ella con una sonrisa.- No tengo motivos para querer matarte.

- ¿Y entonces por qué me clavaste un cuchillo?- repliqué, alzando una ceja. A ella se le endureció algo el rostro.

- Porque querías quitarme a Adam. Y eso nunca lo permitiré. Ni tan siquiera lo conoces...

- ¿Qué? ¿De qué me estás hablando?- pregunté, aguantando una risa. Adam y yo ni tan siquiera estábamos juntos.

- ¿No lo entiendes, verdad?- negué con la cabeza, lo que provocó que ella soltara una carcajada.- Pobre de ti. Es una pena... En realidad no.- corrigió con la mirada perdida.- Adam se ha vuelto a enamorar... Vaya, eso sí me sorprende. Pero, ¿sabes?- dirigió su mirada hacia mí.- Nunca podréis estar juntos.

- ¿Por qué?- torció el gesto.

- Se condenó a sí mismo. Tras condenarme a mí, por supuesto.

- ¿De qué hablas?- pregunté con un rostro de confusión. Ella abrió los ojos.

- ¿No lo sabes? – negué.- Ja. Realmente creí que te lo contaría, que tendría agallas para decirte la verdad... Él es el ángel de la muerte.- contestó, finalmente, con una sonrisa triunfal.- No puede estar junto a una persona, por mucho que la ame.- hizo una pausa, y comenzó a contar lo que supuse que fue la historia:- Cuando Adrian se enamoró de mí, no hubo nada que me hiciera más feliz. Realmente le quería, pero no sabía hasta qué punto...

>>Pero cuando conocí a Adam, todo eso cambió. Sabía que el amor que sentía por él no tenía límites, y que estaba dispuesta a hacer cualquier cosa por él. Le podría entregar el mundo si eso era lo que quería él... - su voz se volvió fría.- Pero el muy cerdo me traicionó... Y, el día de nuestra boda, él no apareció. Pensé que se había entretenido por el camino, o que le había pasado algo, pero después de eso descubrí que no quería casarse, y me dejó plantada en el altar con el vestido más hermoso que había llevado en mi vida. Entonces me invadió la ira, y fui a buscarlo para matarlo. Pero Adrian se adelantó y nos mató a los dos por traidores. Yo elegí convertirme en demonio; no perdoné a Adam, ni nunca lo haré. Pero he de reconocer que la mejor tortura es esta.- señaló a su alrededor.- Y él... – se encogió de hombros.- Los demás ángeles le obligaron a pasar toda la eternidad viendo como la gente moría, y llevándose sus almas, como castigo.

- Entonces estás aquí para vengarte.- concluí yo.- Para matarlo.

Ella rió.

- Yo no le puedo matar. No tengo tanto poder...  

Estaba totalmente confundida. A pesar que la historia que me había contado Cassidy tenía bastantes detalles, no había dicho qué era exactamente Adam.

- ¿Condenado?- pregunté.- Entonces...

Dejé la frase suelta, esperando que ella la completase, pero, por el contrario, bufó.

- Venga, Juliet. Apuesto a que esto lo sabes. La mayoría de la gente lo sabe con tantos libros hablando sobre ello, y con varios escritos de los antepasados...

Esperó, y, de repente, caí. Abrí los ojos más de lo que hubiera podido imaginar.

- Él es...

- Él es... - animó ella, impaciente.

- Un ángel caído. – ella aplaudió.





- ¡Muy bien! Y, ahora que ya lo sabes, vete y mátalo. Tortúralo, hazlo sufrir como él ha hecho conmigo y con otras personas. Que se de cuenta del daño que me hizo... – y desapareció, dejándome a mí y a mi desacompasada respiración hundidos en un silencio sepulcral. 




Al fin conseguí subir capitulo!!!! Estaba desesperada... e incluso tuve un momento de desesperación al ver que no sabía cómo continuar T.T Pero ya esta arreglado!!!! Y a las 10:10 de la noche, escuchando una nueva canción que me acabo de bajar, me vino la inspiración y me puse a escribir como una loca! :P 

Bueno... Se ha descifrado una parte del secreto de Adam. Y del pasado de Cassidy. Así podreis comprender un poco por qué se ha vuelto como es ahora...   Y, respecto a las fotos de Cassidy, tengo un par de ellas de una actriz que en cuanto la vi supe que sería la perfecta Cassidy. Aquí os las dejo:





Realmente me encanta esta chica. Me parece guapísima, además de buena actriz! Espero que os guste como Cassidy. La otra chica que podría encajar algo podría ser Leighton Meester, pero estas fotos son como me imaginaba a Cassidy: calculadora, guapa, y de vez en cuando algo fría. 

Espero que os haya gustado!!! Comentad qué os parecieron ambas cosas (la foto de Cassidy y el capitulo) 

PS: Muchas gracias de nuevo, Grace!! Me encanta la foto =D

PSS: Estoy pensando en escribir una historia cuando este terminando esta. Os pondré más adelante la sipnosis y ya me direis qué os parece.

XoXo

Savannah

sábado, 2 de octubre de 2010

Capitulo 20

Ella me miró con una sonrisa maliciosa.

- En efecto. Soy yo, en cuerpo y alma.- a continuación, soltó una carcajada.- Tal vez en alma no.

- ¿Qué haces aquí?- pregunté, precavida. Ella dio un salto desde el balcón hasta delante de donde yo estaba.

- Solo vengo a recuperar lo que es mío. ¿Has visto a Adam?- negué con la cabeza.- Una pena... - comentó tristemente.

La novia iba a buscar a su amado, eso estaba claro. Sus ojos miel, llevaban sombra negra a su alrededor, dándola un toque más peligroso. Adam apareció al lado mío, con una mirada enfadada y frustrada, dirigida a Cassidy.
- ¿Se puede saber qué demonios haces aquí?- preguntó él, intentando controlar su voz.

- Vine a buscarte.- contestó ella con una sonrisa, enseñando unos colmillos algo afilados y blancos.- Y a proponerte algo.- Adam esperó, hasta que ella continuó hablando.- Huyamos juntos. Llevo lo bastante encerrada en el collar para valorar mi vida. Y tomé una decisión. Quiero que dejes tu vida, y huyas conmigo. Nada es tan importante en ella si no estoy yo para pasar contigo las noches...

- Basta, Cassidy.- interrumpió Adam, sin expresión alguna.- Lo que pasó en el pasado, se queda en el pasado. Ya no significas nada para mí. Aprendí de mis errores, y tú fuiste uno de ellos. Estás mejor dentro del collar...

Cassidy, enfadada, saltó hacia él y lo derrumbó. Yo retrocedí un par de pasos, pero seguí escuchando todo lo que le decía en el oído:

- ¿No lo entiendes? No te lo estaba preguntando. Te lo estaba ordenando. Vendrás conmigo por las buenas... o por las malas.- Adam la miró sorprendido, al igual que yo. Según me había estado contando Adrian sobre Cassidy, ella era amable alegre, y no una persona retorcida y caprichosa.

A continuación, Cassidy hizo algo que me dejó con la guardia baja. Besó los labios de él, no tiernamente, sino con fervor y sensualidad. Adam no se movió, pero apretó los ojos mientras ella le besaba muy ardientemente. Cuando ella dio por terminado el beso, mordió la parte inferior del labio de Adam, y sonrió.

Cuando menos me lo esperaba, apareció a mi lado, y me dio una patada en el estómago, haciéndome gemir de dolor, y retorcerme en el suelo. Después, hizo aparecer un cuchillo y me lo clavó en el centro de la tripa, aunque no muy profundamente.

Comencé a gritar, llorando y jadeando. Estaba sudando, además, y esto no hacía muy buena combinación que digamos. La sangre se esparció por el vestido rosa, y yo daba vueltas en el suelo, pensando que así tal vez podría cesar algo el dolor.

Cassidy rió con suma satisfacción, y añadió, antes de desaparecer:

- El juego acaba de empezar. Ten mucho cuidado, y más vale que pienses las cosas antes de actuar, querido Adam... Adiós, Juliet. Que te mejores.

Pude ver cómo Adam corría hacia mí, con una expresión dolorida. Yo me llevé las manos al estómago, y noté entonces aquel líquido carmesí que estaba invadiendo la palma de mis manos: sangre. Me estaba desangrando. Iba a morir desangrada.

No podía... Simplemente no podía. Aún tenía que descubrir el porqué de la muerte de mi hermano, por qué se lo llevaron a él y no a mí...

Una pluma negra apareció en mis manos. Comencé a respirar entrecortada y rápidamente, como si mi vida dependiera de ello. La pluma... Eso significaba que iba a morir... Como mi hermano Lewis, como las otras personas.

Adam me decía algo, pero yo no podía escucharle. Simplemente me concentraba en la dificultad con la que estaba respirando, en la pluma negra que había aparecido en mis manos, en todos los momentos de mi vida, en que ni siquiera me había despedido de mis padres, ni de Chloe... Ni de nadie. Y en el olor de la sangre. Era asqueroso.

Él me zarandeó, hasta que consiguió que le prestara atención. Le miré. Tenía alguna que otra lágrima corriendo por sus mejillas. Dirigió su mirada al cuchillo que aún tenía clavado en el estómago, lo cogió con fuerza, y lo sacó de allí. Yo lancé un alarido.

Después, él puso sus manos en mi herida, y de ésta comenzó a emanar una luz cegadora, impidiendo que viera algo de lo que pasaba en mi estómago.



Lo último que recuerdo fue que, al levantar la pluma negra, ésta se iba convirtiendo en ceniza, y, segundos más tarde, desapareció. Y entonces me invadió la oscuridad.





Sé que este capitulo es algo corto... pero no me matéis T.T  Como habréis podido ver, Cassidy no es lo que se dice muy buena, ni el "amor" de Adrian... Jeje. Me va a encantar seguir metiendola en la historia. La da un toque distinto xD Llamadme loca, pero la adoro (aunque no más que a Juliet, ni a Adrian, ni tan siquiera a Adam) 

Muchas gracias por todos los comentarios! De verdad! Estoy super feliz!!! 

Lo dicho, espero que os guste este capitulo, en el que se da una breve idea de cómo es Cassidy, y no os olvidéis comentar.

Muchas gracias!!

XoXo

Savannah

viernes, 1 de octubre de 2010

Capitulo 19

Tres meses habían pasado ya. Era increíble, porque ni siquiera me daba cuenta que las Navidades, y el baile de invierno, estaban a la vuelta de la esquina. Eran esta noche, cabe añadir. Y odiaba tener que asistir, ver como un grupito de chicas estúpidas se peleaban por ver quién las sacaba a bailar, y llevar un pomposo traje de noche, que ni siquiera volvería a usar en otra ocasión.

Y, habían pasado tres meses, y mi relación con Adam no había mejorado. Seguíamos con el mismo rollo de “pícame y verás lo que pasa”, y no hemos vuelto a hablar del incidente que pasó aquella noche, que todavía recuerdo como si fuera ayer.

Las cosas con Adrian iban estupendamente, tanto, que era extraño en algunas ocasiones. No habíamos vuelto a mencionar a Cassidy ninguno de los dos. Sinceramente, yo no sabía qué hacer: si cazarla o no. El problema que tuvieran esos tres en el pasado no era asunto mío. Además, cuanto antes la cazara, antes podría despedirme de mi “trabajo” improvisional. Pero por otra parte, había algo en la súplica de Adrian que me echó atrás.
- ¿Te hago un recogido o prefieres llevarlo suelto, como la rebelde que eres?- bromeó Chloe en un intento de relajar el ambiente. Me encogí de hombros.

- Como prefieras.- y me dejé en sus manos, porque en lo que se refería a maquillaje, peinado y moda, no es que fuera un genio. En realidad, mis padres siempre me habían reprochado lo casual que visto. Habíamos tenido incluso alguna que otra pelea sobre ese tema.

- Umm... Creo que una trenza de raíz sería el peinado ideal con ese precioso vestido.- comentó pensativa, y se puso manos a la obra, trabajando mi largo pelo, que me llegaba ya por la cintura.

Llevaba puesto ya el vestido, dado que a la directora, una persona a la que adoro- nótese el sarcasmo-, la había dado porque todos los alumnos estuvieran una hora antes en el salón de baile, vestidos y peinados. Así que Chloe me estaba dando los últimos toques, dado que ella ya había terminado.

Mi vestido, rosa pastel con gravados de encaje negros, llegaba hasta el suelo, tan solo dejando ver mis brazos, hombros, y un collar que Chloe me había colocado hace horas. No tenía tirantes, por lo que en estos momentos me estaba congelando entera. Y puedo decir que no merece la pena. Un lazo salía de la cintura, y, se ceñía, gracias a un pequeño corpiño, a la parte de atrás. Parecía una muñeca, con los ojos llenos de sombra gris y un lápiz de ojos negro, los labios del color de mi piel, y mis mejillas con un ligero color melocotón. Odiaba estar así. Esto era peor que estar evitando a Adam todo el día. Y apuesto a que ahora se estaría riendo de mí mientras era un “fantasma”

Adrian llamó a la puerta. Había quedado en ir con él como amigos, pues no quería ir con nadie, y, dado que era obligatorio tener pareja, me lo pidió.

Cuando abrí, él se quedó boquiabierto. Juraría no haberlo visto así nunca.

- Estás... – silbó.- En serio, pareces otra persona.- entrecerré los ojos.

- ¿Eso es un cumplido o un insulto?- él rió.

- Cumplido.

Fui acompañada de Adrian hacia la “sala de baile” del internado. Al entrar, un montón de gente estaba dentro, con sus perfectos peinados y trajes, hablando y conversando de cosas insustanciales.

Pasé toda la noche viendo bailar a personas, y negándome a hacerlo con Adrian cada vez que él me preguntaba. Solía bailar cuando era pequeña, con mi hermano, pero esas cosas quedaron enterradas cuando él murió. Así que, desde entonces, a lo único que me dedico es a buscar información de la muerte de mi hermano, que explique las plumas, y que diga contra qué nos chocamos aquella noche.

Cuando me quise dar cuenta, la mayor parte de la gente había salido a dar una vuelta por el bosque, o por los jardines que rodeaban el internado.

Adrian y yo estábamos ambos sumidos en nuestros pensamientos, cada uno mirando a un punto fijo. Hasta que oí unos ruidos.

- ¿Has oído eso?- le pregunté. Él volvió al mundo real, y me miró confundido.

- ¿El qué?- los ruidos volvieron a repetirse, y le hice una seña con el dedo, pero él seguía igual.- No oigo nada, Juliet. Quizá el sonido de la música se te ha quedado grabado en el tímpano, o algo así.

Sabía que no. Porque escuchaba esos ruidos como si estuvieran cerca de mí. Parecía algo quemándose, junto con el viento ronroneando desesperado.

No me lo pensé dos veces y salí corriendo a mi cuarto. Si había un incendio en el internado, tenía que asegurarme de coger los documentos de la muerte de Lewis que tanto me había costado encontrar. Si los perdía, tendría que volver a empezar.

Pero al llegar a mi cuarto, descubrí que todo lo que había escuchado no era más que una ilusión, no existía. Pero sí lo hacía la imagen que estaba en mi ventana, con el pelo revoloteando gracias al viento.

Jadeando, no podía compararme con ella. Ella si que parecía una muñeca. Bien vestida, con un vestido largo y ceñido al cuerpo, que dejaba ver sus curvas, y un moño recogido a la perfección. En cambio yo tenía mechones de pelo en mi cara, y mi trenza había desaparecido prácticamente.

Solo pude pronunciar una palabra entre tanta estupefacción y horror:



- ¿Cassidy? 






Al fin tuve tiempo de publicar el Capitulo 19!!! La sorpresa era la aparición de Cassidy. Me voy a divertir bastante creando ese personaje, más que nada porque no es para nada como Adrian y Adam imaginaban. Digamos que se llevarán una GRAN sorpresa!!! 

Espero que os haya gustado. No se si se me olvida decir algo... xD 

Comentad, no lo olvidéis. Se que soy algo pesada, pero de veras me encanta cuando leo 4 comentarios o incluso 5. 

Ciao, XoXo

Savannah