Argh... Como me dolía la cabeza. Debería haber hecho caso a Adam... No merecía la pena... ¡Maldita sea! ¿Es que ahora hasta tiene que estar presente en mis pensamientos? Cuanto desearía olvidarme de él por unos instantes, dormir en mi cama, calentita y...
Un momento... ¿Dónde estaba?
Abrí los ojos de golpe, y la oscuridad me invadió. Estaba apoyada en una pared con grietas, esposada de pies y manos, y lo único que me permitía distinguir dónde me encontraba era una rendija situada a unos cuantos metros del suelo. ¿Qué había pasado con el bar? ¿Y con la copa de mi mano? ¿Y con Adrian?
- ¿Te has despertado ya, princesa?- preguntó una voz adolorida. Entrecerré los ojos para poder ver mejor en la oscuridad.
Y funcionó. Adrian estaba a unos cuantos pasos delante de mí, con la cabeza apoyada en la pared, y lo que parecía sangre en la boca. Su cara de sufrimiento me decía que no estábamos aquí para divertirnos.
- ¿Dónde estamos?- interrogué yo, sintiendo un dolor agudo en la cabeza. Él se encogió de hombros, y gateó hasta donde yo me encontraba.
- No lo sé. Lo último que recuerdo fue que alguien me golpeaba y sedaba...
Entonces mi dolor de cabeza no se debía al alcohol. Bueno... tal vez.
Esta situación la vi ya en una película de ciencia-ficción. Y, si soy sincera, el final no es que fuera muy feliz. Los malos mataron a los buenos, y después todo se terminó. Un final genial e increíblemente feliz...
No supe por qué, pero pensar en eso hizo que una lágrima saliera de mis ojos... Lágrima que intenté quitarme lo antes posible.
¡Argh! Maldito Adam... ¿Por qué siempre tenía que llevar razón? ¿Por qué no le hice caso?
- Adrian... - le llamé, cuando un pensamiento me vino a la cabeza.- ¿Tú me... besaste?- él me miró.
- Esto... creo que sí.
- ¿¡Crees!?- repetí, enfadada. Le habría dado un tortazo de no ser porque estaba atada de pies y manos.- Pero ¿tú eres tonto?
- ¡No lo sé!- exclamó él.- Estaba borracho, estabas borracha, y no pensé en mis acciones. Además... ¡tú me devolviste el beso!
- ¡No sabía lo que hacía!- exclamé. Unos aplausos interrumpieron lo que estaba a punto de decir.
- ¡Que conmovedor!- comentó una voz procedente de la oscuridad.- Pero no gritéis tanto: me entra dolor de cabeza.
- ¿Y tú quién demonios eres?- interrogué yo, entrecerrando los ojos. Él rió.
- Mira, en lo de demonio has acertado.- dio un par de pasos hacia mí, y entonces pude verle la cara.
Era un chico de unos 19 años, con el pelo rubio y ojos negros como el carbón. Tenía una sonrisa lasciva y arrogante, que dejaba ver unos grandes colmillos. Su pelo estaba alborotado y algo largo, dándole un aspecto más aterrador.
- Veo que ya has despertado, princesita.- dijo, con un tono de reproche.
- ¿Quién eres?- pregunté, intentando distraerle para ver si podía escapar. Él desconocido sonrió.
- Eso no te va a funcionar, preciosa. Hay otros dos demonios más ahí fuera deseosos de sangre.- contestó, dándome un pequeño golpe con el dedo en la nariz.- Me llamo Dylan.
Me callé. Decidí no hablar más, y ponerme a pensar un plan que consiguiera sacarnos con vida de allí.
Estaba tan sumida en ese pensamiento, que pegué un bote cuando sentí la mano del demonio en mi mejilla. Y después la aparté con sequedad.
- ¡Vaya! Si nuestra humana tiene genio y todo.- comentó entre risas. Este tío me ponía de los nervios...- Me pregunto... si estás tan buena por dentro como por fuera.
Le escupí. No lo pude evitar. Este tío era un asqueroso repugnante. Dylan se llevó la mano hacia donde le escupí, y puso una cara llena de ira. Pero no me hizo nada. Simplemente se acercó a mi oído y me dijo:
- Ten mucho cuidado con lo que haces, cariño. Es posible que acabes muerta antes de lo previsto. Y me encantaría ser yo quien lo hiciera...
Caminó hacia la puerta y, tras abrirla, comentó en voz alta:
- Que alguien venga a cuidar a esta gata, porque acaba de sacar las garras...
Y, tras desaparecer, no vino nadie más. De momento.
- ¿Pretendes que te maten?- inquirió Adrian, hablando por primera vez.
- ¿Es que quieres que te metan miedo estos estúpidos?- pregunté yo, sorprendida.- Si ahora les dejamos hacer lo que quieran, no tendremos ninguna oportunidad de escapar.
Él negó con la cabeza, con gesto de derrota.
- No lo entiendes, ¿verdad?- negué.- Estos demonios fueron unos de los que estaban en el collar.- explicó.- Lo más probable es que quieran venganza del tipo que los encerró.
- O sea... Adam.- completé. Adrian asintió con pesadez.
- Si te enfrentas a ellos, corres el riesgo de que te maten en menos de tres segundos. Son muy fuertes. De los primeros que Adam encerró. Y te aconsejo que no escapes.- advirtió Adrian.
- ¿Por qué?- pregunté.
- Porque la única opción que tienes de salir viva de esto... – no terminó la frase, pero yo la completé por él.
- Es que maten a Adam. Solo nos quieren como rehenes.
Siento no haber publicado antes... Pero he estado enferma T.T Ahora que tengo un rato he decidido publicar el siguiente capitulo. Espero, sinceramente, que os guste.
Ya se acerca el final... Quedan pocos capitulos para acabar... Por lo menos, la primera temporada. Y una pregunta: ¿¿Os gustaría que hubiera una segunda temporada?? Decídmelo.
Y, como ya se va acercando el final, comentad, porfa. ¡¡Os lo agradecería muchisimoo!! De verdad =)
Con respecto a la historia que haré, como la mayoría ha votado, será de ángeles y demonios. Estoy pensando de momento (me queda muy poco). Pondré la sipnosis en cuanto la tenga. ^^
PD: Me tengo que poner al día con todos vuestros blogs. Siento no haber podido comentar... Pero no he tocado el ordenador en una semana más o menos.
XoXo
Savannah♥