Entré en el establecimiento con un dolor y tristeza interior inimaginable. Mis padres, ignorantes del significado que tenía este restaurante para mí, se sentaron en una mesa de la terraza, y pidieron al camarero la mejor comida del lugar.
Cada vez iba sintiéndome peor... El agujero que había intentado cerrar hace años se estaba abriendo... Y con ello un sentimiento de culpabilidad. Porque yo fui la culpable de que mi hermano muriera...
- Mamá... Papá... ¿Os importa si voy un momento a dar una vuelta?- dije, sintiéndome oprimida. Ellos me miraron preocupados, pero asintieron.
- No tardes, ¿vale?- añadió mi madre, con ternura, dándome un pequeño beso en la frente.
Tras salir del restaurante con mi gabardina blanca, caminé por un parque que había cerca de allí. Las hojas de los árboles tenían coloraciones distintas, y caían tan lentamente que parecía que el tiempo se había detenido. Suspiré. Claro que el tiempo no se había detenido... Todo había cambiado en mi vida... Incluso en la de mis padres...
Pero ya no se podía hacer nada. El rumbo de la vida sigue, por muchas personas que mueran...
Una niña me hizo volver a la realidad. Al fijarme bien, vi que ella estaba llorando, y su madre no sabía que hacer. La pequeña- que no tendría más de 5 años- se quedó mirándome esperanzada. Me acerqué.
- ¿Qué te pasa, pequeña?- la pregunté, agachándome para quedar a su altura.
- Un niño... - decía entre sollozos.- Me ha robado un collar que encontré esta mañana. Se fue por allí.- dijo, señalándome un camino que había a la derecha.
- Vale. Voy a devolvértelo. No te vayas aún.- la grité, corriendo en esa dirección.
Después de cinco minutos corriendo sin tener la menor idea de por dónde había ido el chico que esa niña me había dicho, lo encontré. Suspiré aliviada y triunfante, y cogí el collar lo más rápido que pude.
El chico se giró, y entonces pude verlo bien. Era increíblemente guapo. Tenía unos ojos azules preciosos, y su pelo negro azabache estaba revuelto después de tanto correr. Vestía con una chaqueta de cuero negra, y unos pantalones del mismo color. Cuando él se dio cuenta de que le estaba mirando fijamente, sonrió seductoramente.
- Perdona, guapa- dijo, con una voz grave.-, pero creo que eso es mío.
- No, no lo es.- negué con la cabeza. Él pareció sorprenderse. Se acercó a mí y me cogió de las muñecas con delicadeza.
- Mira... Si me das ese collar, te juro qu...
- ¿De verdad crees que porque me muestres una sonrisa seductora voy a darte el collar?- corté yo, alejándome unos centímetros de él. Él asintió.- Pues estás muy equivocado.
- Tú no lo entiendes.- comentó en tono brusco.- Este collar no es algo con lo que se pueda jugar... – él continuaba hablando, pero no le escuché. Me limité a observar el artilugio. Era un medallón de oro, con una inscripción grabada. Sin saber lo que hacía, ni controlar mis movimientos, lo abrí. Un humo negro salió del collar, y el desconocido se puso a gritar enfadado- ¿¡¡Es que no me has escuchado!!? ¿¿Eres tonta?? ¡¡¿¿Es que no tienes nada más que serrín en la cabeza??!!
- ¿Pero qué te pasa? ¡¡No he hecho nada malo!!
Buen capitulo :D
ResponderEliminar¿que ha liberado del collar? Mejor no pienso que puede ser o acabare creandome un buen lio mental...
Bueno que ya espero el siguiente.
Solo un consejo, yo pondria la letra negra o gris oscura, porque en la parte superior de la pantalla se lee mal(al menos en mi ordenador) Por lo demas, esta perfecto :D
Bss
Interesante, jejej que suerte que los tengo todos puesto y no tengo que esperar para cuando saques el siguiente.
ResponderEliminarNos leemos